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Promesas y más promesas

  • asiocurremex
  • 3 abr 2017
  • 3 Min. de lectura

Cuando las campañas políticas se inician, es el momento preciso en que comienzan a vomitarse las peores mentiras que se puedan escuchar. Discursos repetitivos, ofensas hacia los contrincantes y sobre todo promesas que difícilmente se van a poder cumplir alguna vez o que simplemente se van a ir olvidando a lo largo de la campaña y para quien resulte ganador estas promesas quedaron en eso, simples y llanas promesas de campaña.

Tal parece que las contiendas políticas no se tratan de otra cosa que no sea el hecho de ver quién miente más y mejor, quién tiene mejores mentiras en su repertorio y quién puede decirlas con mayor cinismo. Pero lo más aberrante aún es que todos mienten sobre los mismos temas, sobre las mismas cuestiones que han estado ahí desde siempre y que son el motivo primordial para incluirlas en sus discursos.

Y ahí es donde uno se pregunta sinceramente ¿de qué se trata todo esto?

Si bien estos tópicos de interés y preocupación general son los mismos en cada elección, ¿por qué el ganador no se encarga de corregir todos estos problemas que son de sobra conocidos y por los que no se ha hecho gran cosa y lo poco que se ha hecho no ha servido de casi nada.

Un ejemplo de ello es la inseguridad, no obstante que todos los niveles de gobierno, Federal, Estatal y Municipal, saben y viven esta inseguridad, no han logrado encontrar la fórmula mágica que disminuya y reduzca la inseguridad hasta el mínimo de los límites, o por decirlo de alguna manera hasta un estado más o menos aceptable.

Si bien es cierto que la delincuencia es un cáncer social, también es cierto que no se le ha aplicado la debida dosis de medicamentos para combatirlo.

Las cadenas “alimentarias” de la delincuencia siguen siendo las mismas, el delincuente, el oficial de la ley, llámese policía federal, policía estatal o policía municipal, el ministerio público y finalmente el Juez Juzgador, todos se retroalimentan de todos.

El ciudadano común mantiene esta cadena delictiva con esfuerzo, sacrificio y dedicación a su honrado trabajo, cumpliendo con su código moral, laborando para mantener a su familia, esforzándose por ser cada día mejor y consiguiendo apenas el dinero suficiente para ir avanzando.

Entonces viene el o los delincuentes y lo agreden, lo victimizan y muchas veces hasta lo hieren, el delincuente “paga” su cuota con los representantes de la ley, “le entra” con esa parte que se reparte en todas las jerarquías y de esa manera evita llegar ante el ministerio público.

Más no faltan los que llegan ante el fiscal acusador y entonces se le presenta la oportunidad de recibir ayuda a cambio de una generosa “donación”, si es posible queda en total libertad y no pasó nada, si no es posible le “cuadran” el acta de tal manera que pueda defenderse y obtener libertad fácilmente.

Y si como debiera ser siempre, el agente de la ley detiene al infractor, lo conduce al ministerio público y este le finca responsabilidad legal y lo envía a un juzgado, entonces viene otro tipo de componendas, generalmente en el juzgado se arreglan las cosas directamente con el secretario del juez ya que el juzgador no se ensucia las manos salvo que sea muy necesario.

Y así es como se fomenta la delincuencia en lugar de combatirla desde la cabeza, en lugar de juzgar a los jueces corruptos, en lugar de procesar a los fiscales corruptos, en lugar de detener y procesar a los agentes de la ley y en lugar de juzgar debidamente, no severamente, sino debidamente, sin componendas, sin venganzas, sin resabios, a los que delinquen.

Ah, pero las cosas cambian cuando el infractor no cuenta con recursos necesarios, entonces sí, todos se ceban sobre de él, todos quieren aplicar la justicia debidamente y es cuando los jueces aplican penas severas, para que se vea que están trabajando…

¡Bola de desgraciados, corruptos, ineptos y fantoches! Y me refiero a todo el sistema de justicia

Y todo eso lo saben los candidatos, y todo esto lo saben los que gobiernan, y todo esto lo sabe la ciudadanía, pero nadie hace nada, nadie ha hecho nada, todos prometen que las cosas van a cambiar y no cambian en nada, aunque gobierne el PRD, o el PAN, o el PT, o el que sea, no sólo el PRI como se ha creído, todos reciben su rebanada sustanciosa de pastel.

Incluso hasta los candidatos, sacan su rebanada de pastel para enarbolarla ante los ciudadanos prometiendo que van a cambiar y mejorar las cosas… ¡patrañas!


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