Las buenas vibras ayudan
- asiocurremex
- 6 abr 2017
- 2 Min. de lectura
En días pasados, la Maestra Defina Gómez Álvarez, candidata de Morena a la gubernatura del Estado de México, hizo acto de presencia en el Centro Ceremonial Otomí, en Temoaya.
Varios grupos de las diferentes etnias del Estado le dieron la bienvenida y realizaron un ritual para llenarla de suerte y de esa manera pueda ganar la contienda que ahora enfrenta.
Rodeada de un ambiente por demás místico y misterioso la candidata de Morena escuchó las palabras en Otomí y en Nahual que le brindaron y por medio de las cuales le auguraban un triunfo contundente en las urnas.
El cariño que la gente volcaba sobre la Maestra se podía palpar en el ambiente, el cual fue amenizado con música autóctona y el representante de las etnias invitó a la candidata a bailar.
Para sorpresa de propios y extraños, Delfina Gómez Álvarez, demostró una vez más que eso del trato con la gente, de la convivencia, de la igualdad, del convivir se le da demasiado bien y comenzó a bailar al ritmo especial de una pieza musical llamada: “buenos días comadrita”, interpretada en Nahual.
Completamente motivada por la apertura de las personas que se dieran cita en ese mágico lugar, la maestra se comprometió que, de llegar a la gubernatura del Estado, voltearía los ojos a los grupos étnicos y les brindaría todo el apoyo que durante sexenios han estado esperando y que nunca les llega porque son los marginados entre los marginados.
“La Esperanza se Vota” es el lema de la candidata de Morena y eso fue precisamente lo que les brindó desde su discurso, desde sus palabras, desde su compromiso, la esperanza de que todo puede cambiar y que ha llegado el momento en que ellos también pasen a formar parte del crecimiento del Estado, ha llegado el momento de que ellos también se integren y disfruten de los beneficios que el Gobierno debe brindarles en todos los aspectos.
La Ceremonia en el Centro Otomí se prolongó por varias horas, nadie se atrevía a moverse de sus lugares, todos estaban al pendiente de lo que decía la candidata y de lo que aseguraban los representantes de los grupos étnicos.
Finalmente, casi al caer la noche, la despedida comenzó a darse y aunque la mayoría se llevaba un buen sabor de boca y la “esperanza” en el corazón, lamentaban romper con ese momento tan místico que se formó entre su paisana mexiquense y ellos.
Varias personas que asistieron al evento, sonreían felices y aseguraban que por primera vez en muchos años habían encontrado a una política que de verdad los comprendía, que por fin podían hablar con alguien que entendía sus necesidades y que como ellos sabía lo difícil que era salir adelante proviniendo de condiciones económicas limitadas y sobre todo con la carencia de lo más elemental en el hogar.
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